Queremos verte, Jesús
(A la luz de Juan 12:20-33)
Gerardo Oberman
Queremos verte, Jesús. Dinos, ¿por dónde andas en estos días nuestros?
¿Serán los templos tus espacios preferidos? ¿Te encuentras cómodo en nuestras liturgias? ¿Cantas con entusiasmo nuestros himnos? ¿Sientes que te representan quienes visten sus distinguidas ropas ministeriales cada domingo? ¿Qué dices de nuestras prédicas y mensajes? ¿Te daremos convenientemente la bienvenida cuando te nos apareces en rostros extraños en nuestras iglesias “abiertas e inclusivas”? ¿Te moviliza y te entusiasma nuestra pasión evangélica? ¿Y qué dices de nuestro testimonio cotidiano?
¿O será que frecuentas otros espacios, Jesús? Tal vez sean los caminos los mejores templos y los cantos junto a los fogones los mejores himnos y el pan compartido la mejor de todas las liturgias y la charla junto al fuego el mejor sermón y la ropa transpirada de amor el mejor ropaje con el cual servirte y honrarte día a día.
Quizá ya no te veamos tan seguido porque elegiste hacerte pueblo donde el pueblo está.
Tal vez te encontremos hoy en Gaza, llorando sobre los cuerpos muertos, sosteniendo la mano de quienes, aún en medio de su dolor y de sus carencias, sanan, ayudan, alimentan y consuelan. Tal vez allí andes, escapándole a la balas que, como modernas cruces, martirizan sin piedad las vidas inocentes de quienes nada han hecho.
Quizá camines los jueves abrazado a las madres, en rondas necesarias para mantener la memoria. Y seguro te veamos en las marchas por los derechos que anidan en tu esencia dadora de vida abundante.
Si queremos verte, Jesús, debemos saber dónde buscarte y aprender a seguirte.
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