Amoroso Dios: en la radio, la televisión y los periódicos oímos de catástrofes, de dolores, de guerras. Abundan los discursos de odios, las noticias falsas y el futuro no se pregona muy alentador. Pero nosotras y nosotros sabemos que mas allá de nuestras certezas o incertidumbres, a nuestro lado estás Tú, en todo tiempo, en todo lugar, en toda circunstancia. Te damos gracias porque podremos caminar hacia adelante con tu presencia, con tu consejo, con tu luz y con tus cuidados.
Bendícenos con la sabiduría para enfrentar cada día con esperanza y fuerzas renovadas. Bendícenos con tu paz en tiempos de zozobra y con tu provisión en tiempos de necesidad. Bendícenos como bendijiste a tu pueblo liberado de la esclavitud en Egipto. Bendícenos como bendijiste los panes y los peces para que nadie quede con hambre.
Bendícenos como bendijiste a las niñas y los niños y como bendices a las personas marginadas, señaladas y empobrecidas, a quienes pusiste en el centro, como a aquella niñez, para que nadie quede atrás, ni afuera.
En todo tiempo, Ternura sin fin, Bondad incomparable, Divinidad eterna, bendícenos con el Espíritu de la vida y con la amorosa presencia e inspiración de Jesús de Nazaret, nuestro maestro bueno. En su nombre lo pedimos todo.
Amén.
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