Ante ti estamos, Dios de los mil nombres,
Dios diverso y rico,
Dios generoso y compasivo.
Nadie mejor que tú nos conoce,
desde el vientre de nuestra madre
tienes tus ojos sobre nosotros y nosotras.
Sabes cuando estamos felices
y sabes cuando nos sentimos agobiados,
Sabes cuando nuestra sonrisa es sincera
y sabes cuando ella oculta un profundo dolor que aún no nos animamos a soltar.
Conoces lo que nos anima y nos impulsa hacia adelante
y también conoces aquello que nos pesa y que nos impide sentirnos plenos y plenas.
Hoy queremos abrir el alma, soltar todo aquello que duele, que lastima, que pesa.
Hoy queremos buscar el perdón y perdonar.
Queremos acudir a ti por sanidad. Sanidad física, emocional, espiritual.
Solo tú puedes devolverle a la vida el sentido que le diste al adoptarnos como tus hijos e hijas.
Solo tú puedes curar de verdad las heridas abiertas que aún no han cicatrizado.
Venimos a ti, Dios de amor, para que nos unjas con tu Espíritu
y para que, por pura gracia y en el nombre de Jesús,
nos hagas libres y nos concedas sanidad y nos lleves a la plenitud de la vida.
Gesto litúrgico que sigue a la oración: UNCIÓN (pasar por pares y ungir una persona a la otra con aceite apropiado)
De las liturgias del encuentro de Bautistas por la Paz, Mazahua, México, julio 2017
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wilson Lords Torres
22, octubre 2017 7 años ago
Que nosso Deus continue a agir em nosso meio, curando nossas feridas, ampliando nossa visão de mundo, ampliando nosso senso e pratica da justiça.