Texto escrito por Daylins Rufín Pardo (Cuba).
Hay que tener valor para decirle Sí a un Amor que , solo por atreverse a crecer dentro nuestro, nos va a dejar mal vistos, vulnerables, ante el resto de la gente.
Hay que tener coraje para decir: «Hágase en mi…» y disponerse en cuerpo y alma no solo a cobijarlo y alimentarlo en las entrañas, sino a dejarlo luego nacer en absoluta libertad para que vuele y sirva de inspiración y guía a todas las personas que caminan y esperan eso, una Luz que les diga: Aquí yace el Amor esperado, el que transforma, es real, puedes tocarle.
Mira que hay que tener fortaleza para entender que es un Amor Divino, precisamente porque no es de otro mundo, sino cercano y bien humano: carne de nuestra carne, y defenderlo entonces hasta vaciar el cuerpo. Darse en él, darlo todo, aunque nos desconozca y a veces tome rumbo y sentido en otra casa. Aunque se aleje.
Cuántas fuerzas de fe, se necesitan para saber que en ese ‘ser así’, fuera de toda norma, esperada conducta y lógica ortodoxa de «fiel comportamiento» existe, sí, en su estado irredento y supremo de pureza; pues solo siendo así logra ser profético y ser justo, ser Verdad y nos libera.
Ay, María de los asombros y los silencios.
Madre pequeña y fuerte del milagro más frágil y más tremendo. Ayúdame a mirar como tú viste y entender las señales de los ángeles.
Permite que el dolor de sentir lo que no se debe y el rechazo que trae esa bendita suerte de ser coherentes con el corazón, transforme la expulsión en un camino que en la noche más larga del dolor , nos «apesebre».
Inmaculada Concepción es esa valentía de ser tierra dispuesta, que no expulse el Amor inesperado, ni deshoje los lirios extranjeros.
Si no fuera por ti- sobre todo por Ti- yo no podría … no podría entender el lenguaje del Soplo del Amor, ni conocerlo.
(Imagen tomada de la Web)
Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.